8 de agosto de 2010

Los domingos nos solemos despertar a horas prolongadas. Es normal, pero creo que hoy me he pasado. Me mordí el pelo de la rabia y estaba ensalitrado. De un momento a otro, recordé mi chuzo solitario y noctívigo en la playa de las Canteras. Me perdí (un rato) y recordarlo, hoy, me produjo una desesperación tal que hizo que llamara a mi amiga Ana por el skype. Ella estaba con unas agujas enormes de esas de punto, haciéndose una rebeca. Yo cocinando un revuelto tortuoso que me ha dejado toda la tarde tirada frente al ordenador.

No hay comentarios:

Publicar un comentario