3 de agosto de 2010



Días espectaculares se han suscitado desde mi retorno al hogar. Navegando me llevan y ante cuadros relativos a la navegación (que también navegan) me encuentro. Además, vengo de casa del Captain Bermejo, que placer ir. Este fin de semana le ha surgido un admirador: el artista rajante al que ya he hecho mención. Vuelvo a la isla circular y no se si entre ella y yo hay una relación amor odio de esas que se pintan en las películas. Mientras tanto, la sensación de niña pequeña con zapatos nuevos se desvanece y, en la cubierta principal, suena música psicodélica.

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