29 de agosto de 2010



Aunque mi mundo no sea tan particular, así lo considero para, quizás, aventurar mis días. En este, los sandwiches son de queso y jamón, el curry es al pollo y el chocolate a la tarta. Aquí, además, de los diálogos vecinales surgen las más amenas efemérides marínibil y de tres nubes en verano, una historia tornadiza. Sin lugar a dudas, no hay nada más entretenido que los sofritos cuyo ruido y olor hacen estimular mil y un sensaciones al cocinero.

También, en mi mundo, no se escuchan historias tristes de ajenos que amigos no sean. La emotividad está a la orden del día y de tragedias, que propias no sean, mejor mantenerse al margen. Y es que aquí, somos como animales, pues respondemos a estímulos ocultos, desconociendo la manera en la que los hemos captado. Mi mundo, en un submundo se convierte, cuando creamos otros mundos imaginarios para contentar a nuestra imaginación y tenerla siempre a salvo.

En adición, cada visitante nos atribuye una característica que desconocíamos hasta entonces. Así, ayer adoptamos una nueva: "somos vividores de experiencias". De todo una aventura hacemos y nos esforzamos en vivirla lo más alegremente posible como si esta se nos fuese a escapar de las manos. Otras, la deambulación es tal, que nos escondemos de entre las nubes y de nada nos percatamos.

Aquí, además, solo miramos al cielo, cuando la luna se esconde. Así, aquellos días en los que aparece (que en nuestro mundo, son como una noche de lluvia de estrellas), son más particulares que los de nuestros cumpleaños. También, En este mundo, todo se asemeja a algo o es digno de personificar. Las ondas del mar, son pensamientos que oscilan, se entrecruzan y se marean de entre ellos mismos. El silencio huele a inodoro, la impulsividad firma "imbécil" cada vez que paga con tarjeta, y los ukeleles nos sonríen siempre que los miramos.


Todo aparenta ser genial y mientras bebemos café aún más. Hasta que doña congoja y ansiedad se adueña de nuestros cuerpos. Entonces imaginamos un yoyó de cordón casi infinito y a gravedad mucho menor de lo común. Después de esta "terapia" (que es la más reconocida de mi mundo) todo vuelve a ser una genialidad. 

21 de agosto de 2010



Y aunque el reconocimiento a declarar cueste, víctima y causante de una huída acabo de materializar. "Si positivo y negativo se repelen, así lo será también en un año dos o tres". Y viceversa, ¿puede ser?. Vengo con aire desmesurado y olor que no huelo pero moscas atraigo. Por ahí han deambulado de entre mis axiomas, mientras de ellos me quería desprender hablando de la tecnología telefónica con un taxista de cien. 

20 de agosto de 2010

Son las 0:38 y creo que no tengo fiebre. No estoy segura del todo porque ya le he devuelto el termómetro a los vecinos de enfrente y porque he regresado de casa de mi prima me mima. Anoche lo pasé fatal, entre calentura y friolera, llegué a un punto de desesperación en el que abrí los ojos y estaba la tele puesta con "el juego de tu vida". Y lo peor no era que tuviera la tele encendida, ni que estuviera delirando por mi estado febril, sino que, ese jodido programa que desconocía (porque nunca enciendo la tele) estaba haciendo a un cincuentón declarar como le ponía los tochos a su mujer y se los seguiría poniendo. Está claro que en esta vida hay cosas peores y no tan peores. En estas últimas, destaco a día de hoy, el deseo irrevocable de decirle a mi madre cuando me llama la quinta vez en un día aburrido que tiene: "A ver, pregúntame si estoy ocupada y si puedo hablar o por lo menos si te digo _mami, es que estoy haciendo cositas, hablamos mañana_ no te enfades". Y esto realmente es una bobería, pero como a todos los universitarios que fuera de sus hogares se hallan es algo que nos toca los mejilloncillos. Sin lugar a dudas, hay cosas mucho peores como el tabaco. Espero dejarlo.

11 de agosto de 2010



Vengo de arrancarme de una pereza que por ahí andaba, para adentrarme en la hiperactividad mental que la pereza y tranquilidad, a su vez, ansia. Otra vez maletas y adiós. O mejor hasta luego. Creo que siempre cuando me despido digo "hasta luego" aunque no conozca cual remoto pueda ser ese "luego" dentro del tiempo. ¡Qué tiempo! los días se presentan nublados y de manera consecutiva. ¡Y qué tiempo! el que se me escapa de las manos, se consume como cigarrillo en mano y no me deja permutar las agujas del reloj de mano, ni el de la cocina, ni el del salón. Cuando pueda permitirmelo, imitaré al Capitán Hook y arrasaré con todo.

8 de agosto de 2010

Los domingos nos solemos despertar a horas prolongadas. Es normal, pero creo que hoy me he pasado. Me mordí el pelo de la rabia y estaba ensalitrado. De un momento a otro, recordé mi chuzo solitario y noctívigo en la playa de las Canteras. Me perdí (un rato) y recordarlo, hoy, me produjo una desesperación tal que hizo que llamara a mi amiga Ana por el skype. Ella estaba con unas agujas enormes de esas de punto, haciéndose una rebeca. Yo cocinando un revuelto tortuoso que me ha dejado toda la tarde tirada frente al ordenador.

7 de agosto de 2010


Jorge Drexler, creo que tienes razón. Y del desenlace la nada y de la nada la nulidad. ¡Madre mía! puede que el clima de la isla circular afecte de verdad, quizás prefiera el aire tóxico, el de la refinería de Santa Cruz. Por lo menos ahí, en ese (no tan remoto) lugar, el ahogamiento sería colectivo y amigable. Creo que la ontología marínibil, que un día discurrí, se me ha escapado como la sal en manos al cocinar. Me gustaría invocarla para así tocar el claxon, como si a mi musa hubiese perdido y quisiera encontrar, chingarme e ella; hasta el amanecer. Adiós

3 de agosto de 2010



Días espectaculares se han suscitado desde mi retorno al hogar. Navegando me llevan y ante cuadros relativos a la navegación (que también navegan) me encuentro. Además, vengo de casa del Captain Bermejo, que placer ir. Este fin de semana le ha surgido un admirador: el artista rajante al que ya he hecho mención. Vuelvo a la isla circular y no se si entre ella y yo hay una relación amor odio de esas que se pintan en las películas. Mientras tanto, la sensación de niña pequeña con zapatos nuevos se desvanece y, en la cubierta principal, suena música psicodélica.
Pues yo creo que todos los marineros son artistas,
aunque solo sea mentalmente.
Y es que, al transcurso de los días,
pese al carente contacto con cualquier civilización;
éstos se ensimisman de entre la tripulación.

Y dada esta situación,
y la falta de sueño que a estos caracteriza,
por cualquier móvil mairino que vean pasar,
una historieta (cual sea) puedan inventar.

(Pues hoy, me han incitado a la poesía. Nunca hice nada de eso. No soy buena, pero me da igual)