2 de julio de 2010


Ayer estuve hablando con una amiga de hace años. Éramos las típicas gemelas colegialas. Levantábamos la mano a la vez, sacábamos las mismas notas, corríamos igual de rápido e íbamos a los mismos cumpleaños. Yo hacía ballet desde cumplí la edad en que pude hacerlo. Mi planta del pie era plana y mis padres aprovecharon que mi hermana ya bailaba, para apuntarme. Como aquella era mi gemela colegiala, se acabó apuntando y, mejorando, nos ofrecieron hacer la carrera elemental de ballet. La acabamos. Ella siguió bailando, yo no. Creo que me arrepiento, puede que algún día vuelva.

No hay comentarios:

Publicar un comentario