18 de octubre de 2011

Con furor y no diligencia, se colman los placeres capitalinos. Y en octubre el frío baña las noches y el sudor nos embadurna de día. Dicen que en Madrid, las palomas se vuelven grises. Aún así, sigo pensando, que son las sombras noctívigas, las que las han atrapado. Porque la ciudad tiene ojos y, en la oscuridad, se multiplican. Y me digo a mi misma: "escucha, pequeña isleña, que no hace falta estar en la ínsula para personificar tu propia condena. ¡Y escucha! anda siempre con cautela...

1 comentario:

  1. tengo ganas de verte Marini-B!! .) te sigo en la distancia de los pocos metros que separan Madrid de Alcorcon!

    699359341
    Gema

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