9 de enero de 2011

¿Qué hay de lo analógico en este siglo en que todo nos da dolor de cabeza? Impaciencia, furor y diligencia que revisten y colman los placeres de antaño. Pues bien, he revelado mi tercer carrete con una cámara de estas analógicas y, como ya tengo un par, olvido lo que pude haber fotografiado. Siempre me pongo nerviosa cuando voy a buscar las fotos, soy un desastre y me suelen salir un número ridículo de estas. No obstante, esta vez me sorprendí a mi misma. Además, había fotos desde el viaje veraniego y, esto, de nuevo, me generó nostalgia. Parezco uno de estos escritores que exteriorizan sus obsesiones con lo creado y cualquier lector reconoce cada una de ellas. He aquí, algunos de los individuos que, hoy, me sumen en esta tristeza melancólica.


                                           Mi hermana Marta. (Amsterdam)

                                 Pablo, uno de mis númenes

                                 Dani, meneando lo revuelto.


                                           Amalia, a la que alguien encubre.

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