18 de febrero de 2011

Ana



Cabello desmelenado, desordenado y enredado. Piernas desenfrenadas, pulsaciones consternadas y mente enoquecida. Ana siempre parece tener prisa, aunque la jerga que maneja va más allá de la placidez y despreocupación. Cuando mi entendimiento recrea a la querida, se atolondra, la envidia, por ser indescriptible. Es una de esas personas con un flujo de sentidos al aire que no podemos controlar, pues su mente está en constante albedrío. Te sorprende, te deja estupefacto cada día, juro que he intentado buscarle un límite y no lo he encontrado. ¿Y a qué viene tanto aprecio? Creo que estoy enamorada de su antagonía, de su aparente "normalidad" (a pesar de su aspecto consternado), en el que algo aguarda. Se trata de un arte mental, que de ahí no saca; de una sensibilidad que te incita a crear, pues, además; siempre le sorprende todo lo que hayas creado. Ana es un gran descubrimiento, y nunca dejará de serlo.

Desde la timidez, he de reconocer, que su rostro hacen que tu retaguardia se despeje, solo eres tú desnudo, insólito, sin armas. Creo que su mirada, retunda en mi mente, su interior, hace que reotrne al mío y no lo descuide. Sin lugar a dudas, de entre la multitud, es una de esas personas que se acercan a mi complejidad y nos hace sentir entendidas. Dentro de nuestra bohemiez, despreocupación y contradicción. Tiramos un plato desde lo alto, y lo hacemos añicos. El vaso se vacía y nosotras rellenándolo con poesía al vino.

Un placer haberte conocido, un placer pensar en que pronto estaremos en la misma ciudad y podamos compartir esta antagonía, la creación de poemas y mucha alegría.

Pd: Feliz cumpleaños.

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